Después de otro fin de semana de marchas por la vida y en contra del imperio, en el que los ciudadanos fueron llevados a escuchar los mismos mensajes y propuestas de siempre, pero que le pueden servir como calentamiento para las colas que deberán hacer durante la semana para comprar los productos de primera necesidad; es necesario hacer algunas reflexiones sobre los graves sucesos de violencia que se han vivido en contra del sector estudiantil.
La muerte de un joven, los heridos, ya son escenarios que se han presentado en otras oportunidades en Venezuela y pareciera que sólo sirve de ejemplo para el resto de los cuerpos de seguridad que lejos de cuidar las formas se tornan más violentos, esto es porque el único ejemplo que saben dar bien los socialistas es la violencia y la delincuencia.
Lo hemos visto en anteriores oportunidades como desde el régimen se incentiva la delincuencia en nombre de inexistentes derechos colectivos y ahora se premia y legaliza la violencia. Por ese motivo, es imposible que cualquier plan de seguridad que se emprenda pueda tener éxito, ya que estamos en presencia de la filosofía de los delincuentes, es decir, el socialismo.
Ante esta enfermedad, pareciera que el sector estudiantil reacciona, pero hay quienes tratan de contenerlos y seguir utilizándolos para jugar a la democracia con un régimen que cada día que pasa se torna más violento y forajido. Sinceramente, parecieran tontos o torpes, pero lo grave de todo es que lo hacen a conciencia por algún cambur para participar del festín. Aquí ya no se trata de defender la democracia sino de conquistarla de nuevo. Que no te tomen desprevenido.
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